Una de las tradiciones que más disfruto en fin de año es mirar películas navideñas. Esas comedias románticas predecibles que con un árbol de Navidad y algo de nieve ya cumplen con la fórmula. Sé lo que estás pensando: Vanina, estamos casi en febrero, ¿qué tendrá que ver esto? Paciencia, ya llegamos al punto.
Hace poco vi Red One, una película donde secuestran a Papá Noel (o Santa Claus, como prefieras llamarlo). Más allá de la trama divertida y moderna, hubo algo que me marcó profundamente: un mensaje sobre el poder de las decisiones.
El poder de elegir quién querés ser
La película plantea algo que me dejó pensando:
“Elegimos cada día quién queremos ser, con grandes decisiones y pequeñas. Cada una de ellas importa”.
Red One
Quisiera recordarte que hace unas semanas atrás, el ímpetu del año nuevo se adueñaba de tu alma y como su marioneta declarabas que este es el año en que… Ese momento de entusiasmo te transformó en una especie de versión 2.0 de vos mismo, como si todo fuera posible.
Pero después de las fiestas, la realidad te tocó el timbre y no tuviste más remedio que abrirle la puerta. Fue así como tu vida cotidiana entró con la marea alta inundándolo todo, y esa nueva versión tuya, que con tanto empeño creaste, comenzó a nadar contracorriente y hasta se fue ahogando un poquito. Este es el momento donde quiero rescatar (nunca mejor dicho) la frase de la película que, por lo menos a mí, me dejó un nudito en la garganta:
“Si cometes un error, no tienes por qué vivir en él. Tienes la opción hoy, mañana y al día siguiente de ser una persona nueva.”
Red One
El salvavidas de las pequeñas decisiones
El problema no son las metas ambiciosas que te planteaste en Año Nuevo. El problema es que muchas veces olvidamos qu decisiones las que marcan la diferencia.
Cada vez que elegís algo —levantarte con el despertador, ir al gimnasio, o simplemente no repetir un error de ayer—, estás tirándole un salvavidas a esa versión de vos que querés construir. Y con el tiempo, esas decisiones pequeñas se acumulan. ¿El resultado? Tu versión 2.0 no solo sobrevive, hace la plancha y empieza a nadar como un campeón olímpico.
El mito de los comienzos perfectos
Parece que nuestro cerebro está programado para amar los inicios: el lunes, el primero de mes, el principio de año. Pero, ¿por qué no empezar un miércoles en junio? Muchas veces dejamos pasar oportunidades porque pensamos que no es “el momento ideal”.
La verdad es que cada día es un nuevo comienzo. No importa si ayer no hiciste lo que querías. No importa si cometiste un error o si te alejaste de tus metas. Lo único que importa es qué vas a hacer ahora. Hoy vas a tomar la decisión que va a ser una brazada en la dirección acertada.
Construyendo tu mejor versión, un día a la vez
Es normal que las metas anuales se sientan lejanas e intimidantes. Pero la clave no está en obsesionarte con el resultado final. Está en enfocarte en qué podés hacer hoy para avanzar. Cada pequeña acción suma, aunque no veas el progreso inmediato. Cuando menos lo esperes, todas esas pequeñas brazadas te van a llevar a la otra orilla. Y lo mejor de todo es que cada día podés elegir empezar de nuevo.
La decisión a tomar
Cada vez que suena la alarma del despertador, tenés la oportunidad de escribir una nueva página en tu historia. No importa cómo haya sido el día anterior; lo que cuenta es la decisión que tomás ahora.
Así que te pregunto: ¿quién querés ser hoy?