Estamos por llegar a esa época del año donde muchos de nosotros hacemos una pausa y tiramos metas al aire para el nuevo año. Pero, ¿alguna vez paraste la pelota y te preguntaste por qué lo hacés y, más importante aún, para qué?
Vamos a ver la importancia de preguntarnos el porqué detrás de nuestras metas para entender realmente qué queremos lograr.
Minimalismo de objetivos
Arrancamos preguntándonos cuál es el propósito detrás de las metas. ¿Por qué nos ponemos cierto objetivos para nuestro “crecimiento personal”. Ya sea leer más, aprender algo nuevo o arrancar un emprendimiento; metas válidas, sí, pero, ¿por qué las elegimos?
Cuando empezás a cuestionarte el por qué de las cosas, te das cuenta que la mitad de lo que te planteaste no resuena con vos.
Por qué y Para qué: la clave para no desmotivarse
La mayoría de las veces, estamos a mitad de año (sino antes) y nos olvidamos qué nos habíamos propuesto en primer lugar. Ni hablar de que la vida se interpone entre la motivación y nuestros objetivos. a mitad de año pensando que “no llegamos” a lo que nos propusimos a principios de año.
Sí, en parte podemos echarle la culpa a eso, pero según mi opinión, el quid del asunto es que no nos cuestionamos el motivo real detrás de nuestras resoluciones.
No solo es clave la manera en que planteamos los objetivos, sino también entender por qué queremos alcanzarlos. Preguntémonos: ¿Por qué querés leer más este año? ¿Por qué querés arrancar tu emprendimiento? ¿Dice quién?
Quizás leer no es lo tuyo, y está perfecto. No te llenes de propósitos que no son tuyos solo porque “es lo que está bien”.
Cuestionando el Por Qué: Rebelándote constructivamente
¿Y si nos tomamos un segundo para pensar en las razones detrás de lo que hacemos? Al cuestionarnos, podemos descubrir que más de la mitad de nuestras metas no nos emocionan de verdad.
Empecemos siempre por el porqué. ¿Por qué querés adoptar un estilo de vida más saludable? ¿Por qué querés pasar menos tiempo en el teléfono? Acá es donde empieza el filtro de lo que resuena con vos y lo que no y te enfocás en lo que realmente te importa.
Para Qué: Conectando con el resultado
Ahora, entremos en la pregunta del “para qué”. Mientras que el “por qué” se enfoca en la motivación, el “para qué” se trata de los resultados y beneficios.
¿Alguna vez te preguntaste para qué querés leer más?
cri… cri…
Otro ejemplo: ¿Para qué querés mejorar tu estado físico? Acá la respuesta puede ser: “para sentirme bien conmigo mismo”, “para estar en forma y poder jugar con mis hijos” ¿Ves?, las respuestas nos van dando ese empuje y esa conexión con nuestros objetivos.
El Poder de la Conexión Emocional
Al cuestionar nuestras metas y entender el por qué y para qué detrás de ellas, establecemos una conexión emocional con nuestros objetivos y las conexiones emocionales son bastante difíciles de desechar. Es mucho más probable que te sientas con más empuje con algo que te emociona que por “propósitos genéricos”.
La motivación se acaba
Acordate, la motivación a veces flaquea, especialmente cuando la vida se pone en el medio. Sin embargo, un plan de acción bien armado puede ayudarte a seguir adelante. Sentir la satisfacción de alcanzar nuestras metas es increíble, y estoy acá para acompañarte en este viaje relajado de autodescubrimiento y crecimiento personal.
Espero haberte inspirado a cuestionar tus metas y a establecer una conexión emocional real con tus objetivos.
¡Ojalá cumplas tus objetivos del próximo año! ¡¿Qué digo?! Obvio que los vas a cumplir. Confío en vos. 😉