Ya está, metiste esa materia que te estaba molestando. Feliz, feliz que no la cursás mas… o no? Te enteraste de la fecha del final y decidís prepararla. ¡Sí! ¿por qué no? hay que sacarla de encima. Siguiente paso te pedís dos días de estudio en la oficina. El finde, más dos días de estudio siiii, llegas holgado, o eso pensabas…
A agarrar los libros
Llegó el finde. Ves los libros de reojo. Son estos momentos en donde el ser humano encuentra la capacidad para hacer todo lo que no hizo en el año y tomarlo como prioridad. Te ponés a ordenar tu bandeja de entrada, pones en carpetitas tu mp3, se te ocurre ordenar tu placard, limpiar detrás de la heladera… Todas esas cosas que en tu p… vida hiciste. Llega la noche del sábado y cuando te disponés a estudiar, suena un sms. Mensajito de los chicos, dale salgamos. Y sí, hace tanto que no ves a los chicos… y bueh ¡hay que descargar tensiones!
Obviamente el domingo te levantás al mediodía y cuando te levantás están las pastas de la vieja o el asadito del domingo. Te sentás, comés a lo cerdo, y después viene la modorra en donde sí o sí te tenés que acostar a hacer una siestita. Te despertás, pones la tele un ratito y ¿qué están pasando? el maratón de los simpsons. Obviamente vas surfeando de canal en canal, hasta que te das cuenta que se te hicieron las diez de la noche. Uuuuuu, salís corriendo pones los apuntes en orden y te decidís a estudiar. Mala idea. No sé si les pasa a ustedes pero cada vez que me quiero poner estudiar a la noche me duermo. Dicho y hecho.
Día de estudio
¿Alguien me quiere decir por qué el día que no vas a trabajar te tenés que levantar temprano igual? Para mí, levantarse temprano un día de estudio, es como levantarse temprano un fin de semana… no da. Te levantás a las 10, tranqui, pones un toque la tele para enterarte que pasó en el mundo exterior, te haces unos mates, desayunás y para cuando querés acordar casi se te hace la hora de almorzar. Pero no, te la bancas y te pones a estudiar. De más está decir que luego de media hora te hace ruido el estomago. A cocinar el almuerzo.
Tratás de vencer la modorra del almuerzo y le das duro y parejo para estudiar. ¡Tenés el final a las seis de la tarde y a las cuatro te das cuenta que no llegas ni por obra del espíritu santo!
El examen
Mi último final fue escrito. Una vieja amiga me dijo, “Yo en los exámenes me llevo una bolsa de caramelos, el dulce ayuda a uno a concentrarse”. Se podrán imaginar que mi escritorio era una lluvia de papelitos de caramelos, cual lluvia de de cupones para “Hola Susana”.
Te entregan la hoja. De las 10 preguntas sabes 4, lo cual se traduce a “estoy en el horno”. Rápidamente haces la clasificación de: “la sé”, “no la sé”, “chamuyable”, y por último “de qué me estás hablando”. Empezás a contestar y que sea lo que Dios quiera. Ni te digo si te toca un multiple choice, al ta te ti señores, al ta te ti.
La entrega de hoja
Este es el único ámbito donde reina la incertidumbre total. Él que entrega primero puede ser por: a) sabe mucho y lo hizo al toque, o b) no tiene ni idea e hizo lo que pudo. Como uno, bah.
Nunca sabés medir bien el tiempo, hasta que vez que un compañero rompe el hielo, y entran a entregar todos. ¡Y bueno metele que son pasteles!
La promesa
Y te decís, y te volvés a repetir, la próxima no me dejo estar, la próxima no me dejo estar. Pero, levantarse temprano un día de estudio es como levantarse temprano un fin de semana…